Han pasado ya unos años desde la primera vez que se habló del jardín vertical como forma de “naturalizar” las ciudades. Hoy, os queremos contar un poco más sobre los jardines verticales: qué son, cómo se hacen y para qué.
Si empezamos a lo grande, tenemos los muros verdes. La instalación de éstos se realiza junto con la del sistema de circulación del aire del edificio. En este nivel, hablamos de una forma de recreación artística, a la vez que de jardinería urbana. Con este sistema, podemos aumentar los niveles de circulación de oxígeno gracias a la propia supervivencia de las plantas. A la vez, como sistema de riego se utiliza el agua gris, que, una vez digerida por las plantas, se purifica. El propio jardín tiene una función aislante (en verano actúa como refrigerador y en invierno aisla del frío).
Fue Patrick Blanc que en 1988 patentó su “mur végétal” al darse cuenta que las raíces pueden crecer con facilidad en la verticalidad con un sustrato mínimo. El medio de subsistencia de las plantas es el agua y sus nutrientes. Utiliza el mismo formato que la naturaleza, seguro que todos habéis visto alguna vez una planta crecer alrededor de un árbol o una roca sin necesidad de sustrato.
Pero vamos a lo más cercano. Si quieres crear tu propio jardín vertical, necesitarás:
- Estructura: es la base del jardín. Puedes poner tantas torres como gustes y dejar un espacio para que el aire pueda actuar como aislante entre el jardín y la pared.
- Soporte: puedes usar PVC y sujetarlo a la estructura. Así, conseguimos que la estructura sea impermeable también.
- Irrigación: puedes poner una manta de fibras sintéticas para que no se pudra. Este tejido conseguirá un riego homogéneo a todo el jardín vertical y permitirá a las raíces de las plantas crecer a lo largo de esta capa.
- Suministro y recogida de agua: para que la humedad no traspase la estructura, necesitamos una red de tuberías con goteo. El riego empieza en la parte superior y el agua corre por toda la capa de irrigación. Una canaleta en la parte inferior recogerá el agua sobrante.
- Y por último, lo más importante, la plantación. Sin usar tierra, metemos las raíces entre las capas y las fijamos con grapas.
Así consigues tu jardín vertical propio, algo que permitirá dar color a tu casa a la vez que, de forma original, puedes sorprender a tus vecinos o a los viandantes. Si lo haces en el interior, impermeabiliza muy bien la estructura pues el jardín vertical puede causar humedad a la pared. Para un jardín interior puedes utilizar un palé reciclado (en este caso sí necesitarás tierra y sustrato
Aquí vemos un par de ejemplos de jardines verticales en ciudades:
El ayuntamiento de Alcobendas ha instalado un jardín vertical en el Bulevar Salvador Allende, una avenida transitada y conocida. Su superfície es de 43 metros cuadrados y está inspirado en el tráfico de la avenida. 1.353 plantas conforman el entramado vegetal. Su sustrato, semi hidropónico, tiene un riego automático.
Por otro lado, encontramos la Torre de los Cedros, en Suiza, compuesta por 80 árboles y 3.000 metros cuadrados de arbutos en 35 pisos (117 metros de altura). La estética es espectacular, como podéis ver en la foto. Las plantas están en maceteros . Y ¿qué hay dentro? Pues apartamentos y oficina, no está nada mal como lugar de trabajo. Está previsto el final de obra en 2017.